sábado, 4 de diciembre de 2010

Embarazada... Y aún juega con muñecas

Era un miércoles en la mañana cuando se enteró, la noche anterior intentó estudiar para una exposición de historia, pero sus nervios no la dejaron. Tomó el teléfono y le expresó una vez más que la ansiedad la estaba matando, 15 minutos después él tocó a la puerta y depositó en sus manos el oráculo que la ayudaría a saber la verdad. 
Al amanecer su corazón latía con más rapidez que nunca, dio unos pasos y llegó al baño, siguió las indicaciones de lugar, esperó y como confiesa no le gustó lo que vio. Hacía ya dos semanas que sospechaba lo peor y “lo peor” sucedió, *Alicia se convirtió en una más de las estadísticas, estaba embarazada, tenía 14 años y aún jugaba con muñecas.

Como ésta son muchas las historias de mujeres que se convierten en madres aún siendo adolescentes, los titulares de los periódicos están colmados de casos que llaman a la reflexión a padres, familiares, profesores y toda la sociedad.

*Alicia es la tercera de cuatro hermanos, los dos mayores no viven en el país, y el más pequeño tiene apenas 5 años, como muchos de su edad es hija de padres divorciados. Su madre trabaja como contable en una financiera, y los días de Alicia en su mayoría transcurrían sola en casa cuidando a su hermanito, mientras su mamá trabajaba. 
Conoció al hombre de quien se enamoró cuando caminaba del colegio hasta su casa, él mucho mayor que ella y con más experiencia la envolvió en su mundo, y ella cayó.

Las circunstancias siempre varían, las causas , los cuadros familiares cambian en todas las situaciones, en cada hogar donde encontramos una adolescente embarazada. Y en los últimos días el problema ha llegado a sus límites, la opinión pública y los diarios nacionales se han hecho eco de esto, llamando a la sociedad y a las familias a reaccionar.




Cifras alarmantes

Los índices son francamente alarmantes y la situación está como diríamos en buen dominicano “color de hormiga”. Un censo reveló que el año pasado más de 9,000 adolescentes se convirtieron en madres, y en lo que va de este año cerca de 2,000 niñas entre los 12 y los 18 años han alumbrado en la Maternidad La Altagracia y el Hospital Materno Infantil San Lorenzo.
De la misma forma en la región Este del país los hospitales reciben día tras día numerosos casos de jovencitas que llevan en sus vientres una nueva vida.

Las principales noticias de medios de comunicación arrojan resultados que nos impactan, el Listín Diario ha realizado una amplia cobertura arrojando luz sobre el problema. Por ejemplo, en el hospital doctor Antonio Musa se presentan día tras día más de 20 niñas embarazadas, en La Romana sólo en el mes de marzo de este año los casos se elevaban a 70 partos; de igual forma en Higüey el índice se eleva a 200 adolescentes en espera, reflejando esto una tendencia que lamentablemente va en aumento.

Ellas quedan embarazadas sin siquiera saber de qué trata el sexo, sin tener la madurez para entender lo que significa llegar a este punto en sus vidas. En la mayoría de los casos la información que reciben en sus casas o escuelas es escasa, muy pobre. Pocas veces alguna de ellas conoce sobre los métodos de planificación familiar, y las que sí entienden muchas veces por manipulación de su pareja o quizás inmadurez de su parte deciden dejarlo de lado, sin prestarle mayor importancia a su protección, no sólo de un embarazo no deseado, sino también de enfermedades venéreas.


La Iglesia se expresa

Justamente en este apartado alza la voz un sector muy importante, la iglesia se pronuncia. Expresa que el asunto no se trata de repartir condones para evitar embarazos en las adolescentes, es acerca de concienciar y crear programas para evitar que niñas que deben tener otras prioridades en sus vidas se sumerjan en una vida de libertinaje y llegar al sexo sin la madurez requerida, tomando en cuenta las condiciones en las que la mayoría de estas niñas viven, de pobreza y crisis familiar.

Estos embarazos a destiempo marcan para siempre, de eso no hay duda. No importa qué tanto apoyo reciben de sus familias o sus parejas, el estigma es imborrable. Una etapa de sus vidas queda borrada, el bonito sueño de una adolescente se ve interrumpido cuando a medianoche tiene que levantarse para darles de comer a su hijo, y así entre canciones de cuna, pañales y noches de desvelo su vida ha quedado suspendida en el tiempo, tiene que entregarse por completo, por lo menos durante los primeros años, a quien por 9 meses estuvo allí dentro.

Al comprender por qué la regla no llegó ese mes y venir al punto en que todos saben también, no más sueños, no más juegos, no más inocencia, no más escuela; una sociedad que señala y no pretende bajar su dedo acusador, exige respeto. Por esta razón inmediatamente se conoce de un nuevo embarazo en la escuela o colegio más cercanos, la que con muchas posibilidades se convertirá en madre queda expulsada.


Buscando un culpable

Muchos no dudan acusar a los medios de comunicación, a las canciones con letras lascivas y las imágenes que sin importar cuándo o dónde bombardean las manejables mentes que comienzan a observar e interpretar muchos mensajes, unos con doble sentido y otros que con desparpajo muestran las cosas tal y como son.

La familia como núcleo primario de la sociedad sufre quebrantos y los niños que son el futuro se ven directamente afectados por esto. Como esponjas absorben todo lo que observan en los adultos y así la infidelidad de papá o mamá, los problemas familiares, las constantes discusiones les afectan y provocan casos como el de Alicia.
La crisis de valores es la principal culpable, sin preguntar se roba la inocencia, da rienda suelta a los bajos instintos y ellas, no tienen idea de como les ha cambiado la vida.

Hoy ya todos lo saben en casa de Alicia, su madre no para de llorar, su papá no se detiene de gritarle y sus hermanos mayores han expresado su descontento.
Así entre los acostumbrados “te lo dije” que escucha su mamá de parte de sus familiares y amigos Alicia se siente perdida, las lágrimas recorren su rostro y la verdad, no sabe cómo reaccionar. Se va a su cuarto, pero ya no quiere bailar frente al espejo, se acuesta en su cama para descansar un poco, cierra los ojos y ya no encuentra con qué soñar, sus muñecas ya dejaron de esperarla.

Publicado en mi revista Madres 2007. Revistas Ocasionales Listín Diario