Tiene apenas 20 años, su sonrisa es auténtica, el color y la forma de su cuerpo representan dignamente a las mulatas que reinan en las calles de nuestro país. Tiene algo de niña, algo de mujer, sus ojos brillan con candidez pero no esconden un pasado que le dejo huellas en su cuerpo y en su alma. Ella reza todas las noches para superarlo, reconoce que será lentamente, pero eso no le resta fé.
Hace dos años un hecho violento dejó a toda la opinión pública consternada, como muchos otros tenía lamentablemente a una mujer como protagonista, su nombre: Dolfi Angelina Gónzalez.
“Eramos una pareja normal” cuenta ella, “no discutíamos, ni peleábamos, todo era normal, pero un día el comenzó a cambiar y a abusar de mí”.
Dolfi atañe este cambio de carácter a las malas compañías, fue ella quien salió más afectada en este giro de 360 grados que diera en el que en ese entonces fuera su esposo.
Él llegaba tarde en la noche y pasado de tragos la maltrataba; le impedía trabajar, ante lo que ella se impuso. “Discutíamos mucho, el me golpeaba y siempre me decía que iba cambiar, que lo perdonara y yo le creía, pero hasta un día. Yo le dije que me iba a ir de la casa porque ya esas no eran cosas de un hombre normal”. Así que buscó trabajo en un salón de belleza, reunió el valor que necesitaba para marcharse junto a su hijo y finalmente dejarlo.
Tras marcharse a casa de sus padres procuró llevar una vida normal. Un día de esos que procuras olvidar, a tempranas horas de la mañana Dolfi sale de su casa, es secuestrada por su ex pareja y luego abusada de la peor forma. Ella logró escapar y llegar hasta donde su familia, como relata Dolfi llegaron hasta el destacamento policial del Km. 9 en la Autopista Duarte a pedir ayuda, la solución al problema nunca llegó.
Faltó que sucediera lo peor para que Dolfi finalmente pudiera sentirse protegida. Le preguntamos si podía contarnos lo que pasó, pero con ternura nos explica que no, las huellas están ahí y hablan solas de lo que le sucedió a Dolfi ese día.
El hombre que una vez amó y que al final tuvo que abandonar por maltratarla hasta la saciedad tomó un machete y laceró sus manos, ella corrió con suerte ya que hoy está viva para contarlo y servir de ejemplo a las mujeres abusadas, para que logren salir de la oscuridad y no tengan miedo al hacerlo.
Ha luchado mucho por dejar aquel hecho definitivamente en su pasado, las terapias que continúa recibiendo le han ayudado bastante en el proceso, pero el dolor del recuerdo aún no la abandona.
Todavía su femineidad y coquetería siguen presentes. Unas guantillas negras al más puro estilo punk cubren sus manos. Poco a poco su vida a comenzado a brillar, cada mañana se dirige hacia su trabajo, la Fiscalía del Distrito Nacional le han brindado una mano en la que apoyarse. La han dado un medio de sustento en el que puede desarrollarse y la ayuda que necesita para superar el trauma.
“Gracias a Dios yo quedé viva, el Señor me dejó viva para algo. Yo espero que todas las mujeres que están en esta situación busquen ayuda a tiempo, de la fiscalía y de la Secretaría de la Mujer y que nunca aguanten golpes de ningún hombre”.
Terminada ya la sesión de preguntas y respuestas, nuestro fotógrafo se prepara para plasmar lo mejor de Dolfi en una foto. Al principio se muestra tímida, poco a poco deja aflorar la mejor de sus sonrisas y con el parque Colón como escenario en un click queda inmortalizado su rostro, lleno de esperanza, lleno de optimismo.
Esta historia pertenece al fascículo No + violencia contra la mujer. 2008